Seis países investigan un sustrato de cultivo bioestimulante para champiñón

Expertos de seis países investigan un sustrato de cultivo bioestimulante y alternativo para la industria del champiñón en Europa, dentro del proyecto Bioschamp, que se inicia este mes de octubre, con una duración de tres años y medio, hasta abril de 2024; y un presupuesto de 4,2 millones de euros...

Champiu00f1on setas (Foto Asochamp)

Expertos de seis países investigan un sustrato de cultivo bioestimulante y alternativo para la industria del champiñón en Europa, dentro del proyecto Bioschamp, que se inicia este mes de octubre, con una duración de tres años y medio, hasta abril de 2024; y un presupuesto de 4,2 millones de euros.

La coordinación de este proyecto ha recaído en la Asociación Profesional de Productores de Sustratos y Hongos de La Rioja, Navarra y Aragón (ASOCHAMP-CTICH) en España, ha detallado en una nota, en la que añade que en Bioschamp participan doce socios procedentes de seis países.

Entre ellos figuran cinco centros tecnológicos de investigación, tres grandes compañías y cuatro pequeñas y medias empresas de España, Países Bajos, Polonia, Reino Unido, Bélgica y Serbia.

Este nuevo proyecto ofrece una solución integrada para luchar contra los retos del cultivo del champiñón: un sustrato sostenible alternativo y bioestimulante para el cultivo del champiñón, el cual reducirá la dependencia y uso de pesticidas y contribuirá a mejorar la productividad, la sostenibilidad y la rentabilidad de este sector en Europa, ha detallado.

Sus datos indican que la industria del champiñón desempeña una papel "clave" en el sector agroalimentario de la Unión Europea; nutricionalmente, proporciona alternativas vegetales a las proteínas animales y es una fuente de vitamina D y selenio.

Desde el punto de vista económico, está valorada en 33,7 millones de euros, con datos de 2017; y las proyecciones indican que alcanzará los 66,8 millones de euros en 2026.

También ha afirmado que el champiñón es un cultivo singular, con unos requerimientos agronómicos particulares y alta sensibilidad a patógenos fúngicos, que provocan grandes pérdidas a los productores.

Se ha referido a que, aunque históricamente se han empleado fungicidas químicos (pesticidas) para combatir estos patógenos, actualmente, las limitaciones regulatorias respecto al uso de pesticidas y una creciente conciencia en el consumidor exigen desarrollar soluciones alternativas.

El proyecto Bioschamp, denominado "Bioestimulante alternativo para una industria del champiñón sostenible y rentable", cuenta con fondos del Programa de la Comisión Europea Horizonte 2020.