Albentosa (IEO): “Pretendemos ver el efecto de contaminantes químicos del Mar Menor en la ostra y en su capacidad de extracción de nutrientes”

Marina Albentosa es doctora en Biología por la Universidad de Santiago de Compostela, profesora de Investigación en el Instituto Español de Oceanografía (IEO-CSIC, Murcia), en concreto en el Grupo de Contaminación Marina; y directora del Laboratorio de Ecofisiología de Bivalvos de dicho grupo del Centro Oceanográfico de Murcia.


Nos ha hablado para nuestra sección 'En nombre propio', de Agrodiario, sobre el Grupo de Contaminación Marina del IEO-CSIC y el recientemente iniciado proyecto MIToYSTER para conocer el efecto de contaminantes químicos del Mar Menor en la ostra y en su capacidad de extracción de nutrientes, entre otros temas...

Marina Albentosa investigadora IEO (Foto La Verdad proporcionada por Marina Albentosa)

Marina Albentosa es doctora en Biología por la Universidad de Santiago de Compostela, profesora de Investigación en el Instituto Español de Oceanografía (IEO-CSIC, Murcia), en concreto en el Grupo de Contaminación Marina; y directora del Laboratorio de Ecofisiología de Bivalvos de dicho grupo del Centro Oceanográfico de Murcia.

Albentosa ha participado en proyectos sobre la fisiología y acuicultura de moluscos bivalvos (RUDIGEST, DIGMARC), así como sobre los efectos biológicos que los contaminantes ejercen en los organismos marinos, como los microplásticos (EPHEMARE, JPI-Oceans) o contaminantes orgánicos (BIOCOM). Desde 2020 lidera la Iniciativa para la recuperación de las poblaciones de ostra plana del Mar Menor como medida de biorremediación que contribuya a mejorar la calidad ambiental de la laguna. Su equipo ha conseguido reproducir la ostra del Mar Menor por vez primera, y ha iniciado los primeros estudios para cuantificar el potencial de extracción de nutrientes de las ostras. Actualmente participa en el proyecto RESALAR que lidera la Fundación ANSE junto con WWF-España y financiado por la Fundación Biodiversidad del MITERD. En este proyecto, el equipo de Albentosa está valorando el crecimiento y potencial bioextractor de nutrientes de la ostra reproducida en los canales salineros de las salinas de San Pedro del Pinatar en colaboración con la empresa Salinera Española.

Esta bióloga de Guardamar ha publicado numerosos artículos sobre la eco-fisiología de los bivalvos y su acuicultura, así como su uso como indicadores que permitan la evaluación de la contaminación marina.

Albentosa nos ha hablado para nuestra sección 'En nombre propio', de Agrodiario, sobre el Grupo de Contaminación Marina del Instituto Español de Oceanografía (IEO-CSIC); y el recientemente iniciado proyecto MIToYSTER para conocer el efecto de contaminantes químicos del Mar Menor en la ostra y en su capacidad de extracción de nutrientes, entre otros temas.

1.- ¿En qué proyectos está ocupado actualmente el grupo de investigación en contaminación marina del IEO, donde es profesora?

Es un grupo muy grande, tenemos personal en Vigo y en Murcia, es un ejemplo de cómo funciona el IEO. Por una parte tenemos una investigación ligada al asesoramiento de la Administración, que por ley es una de nuestras funciones, son las llamadas ‘estrategias marinas’, que son una directiva europea. Nosotros damos respuesta a uno de los descriptores del estado ambiental, que es la contaminación.

El grupo contaminación es el responsable a nivel estatal de determinar el estado de los contaminantes en todas las demarcaciones marinas de España, y eso lo hacemos desde el centro de Murcia y el de Vigo.

En este área de estudio tenemos los ‘programas de monitorización de la contaminación marina’, recogemos muestras de nuestras costas periódicamente para determinar los niveles de contaminantes y los efectos biológicos que causan en los organismos. Para ello utilizamos por un lado análisis químicos, y por otro biológicos. Todo nuestro equipo de investigación está compuesto por biólogos, químicos, bioquímicos, ambientólogos, ciencias del mar, etc.

Los organismos más utilizados en la monitorización de la contaminación marina son los bivalvos, de ahí que en 2.003 creáramos el Laboratorio de Ecofisiología de Bivalvos, porque son unos grandes registradores de lo que pasa en el medio. Y entre ellos, el mejillón es el rey.

la elección de este bivalvo viene de los americanos, que en los años 70 aplican el musell watch, utilizar los organismos que se distribuyen de forma masiva por las costas, como el mejillón, que no se desplazan, que registran cualquier cosa que le pase al agua, y nosotros cuando lo recolectamos sabemos lo que ha podido pasar. No nos interesa analizar el agua porque su composición varía mucho y sería muy difícil.

Otra de las matrices utilizadas son los sedimentos marinos, los fondos, que son los sumideros de la contaminación.

De este modo, trabajamos sobre sedimentos, peces bentónicos, que se quedan sobre el fondo, y con los bivalvos, especialmente el mejillón.

Además, los bivalvos son grandes filtradores, si lo que quiero es valorar lo que tiene el mar, estos organismos que filtran litros y litros de agua al día y los acumulan en sus tejidos, me da una perfecta idea de lo que sucede.

Con esta información mapeamos las costas españolas y después vamos a los grupos de trabajo en Europa y hacemos un mapeo para ver hacia dónde vamos. Esto se trata de observar, identificar los puntos negros y aplicar medidas para que desaparezcan.

La otra parte de la actividad del IEO es la financiación competitiva, nos presentamos a las convocatorias estatales, regionales y europeas para generar conocimiento que nos ayude a entender cómo está la salud de los mares. Y este conocimiento nos da idea para mejorar nuestros ‘programas de monitorización de la contaminación marina’.

Dentro del área de los proyectos competitivos tenemos diferentes líneas, una de ellas es la evaluación de los efectos tóxicos de los contaminantes. Los contaminantes del medio marino “tradicionales”, que llevan tiempo y sabemos cómo funcionan, la legislación los tiene regulados determinando sus niveles permitidos; por otro lado tenemos los contaminantes emergentes, todo lo que produce el ser humano en tierra acaba en el mar. La cantidad de productos químicos que la actividad humana genera es inmensa. Algunos de estos contaminantes ya los tenemos regulados, pero otros, los llamados “emergentes” empiezan a preocuparnos, por ejemplo los derivados de los microplásticos, productos farmacéuticos, que incluso salen de las aguas residuales. Tenemos que desarrollar técnicas analíticas para cuantificarlos, pero mi área es la de los efectos biológicos.

Desde hace décadas trabajamos con los efectos biológicos de los contaminantes en el mar, es decir, bioensayos, biomarcadores que detectamos en los organismos que nos indican que algo anormal les está pasando. Esto, junto con el dato químico, nos permite hacer un mapa. Integramos la química y la biología.

Dentro de estos biomarcadores trabajamos a dos niveles, por un lado, en un organismo intentamos trabajar diferentes respuestas biológicas, desde las moleculares hasta las de comportamiento; y por otro lado trabajamos con organismos modelo de diferentes lugares de la cadena trófica. Es decir, trabajamos con microalgas, la parte más baja de la cadena, organismos filtradores, como los bivalvos, y otros más complejos como los peces. Con esto pretendemos tener una visión global de lo que tenemos en un ecosistema marino.

Tenemos proyectos, como el que Juan Bellas - profesor de investigación del IEO - está lanzando en Noruega, en concreto, el CONTRAS, que nos acaban de conceder.

Un proyecto europeo donde vamos a trabajar estos contaminantes “emergentes”, tanto a nivel químico, como biológico, lo que nos dará pie a tener protocolos comunes para definir cuáles son los niveles y consecuencias de la presencia de dichos contaminantes.

Y también tenemos la iniciativa de la utilización de los bivalvos como elementos de biorremediación de ecosistemas impactados, que es donde se encuadra el MIToYSTER.

2.- Ha dedicado varias de sus publicaciones al mejillón, como la captación y acumulación de microplástico en este molusco bivalvo, por ejemplo. ¿Es el mejillón un indicador óptimo del nivel de contaminación? ¿Puede servir este molusco bivalvo para paliar dicha contaminación en el Mar Menor?

Las dos cosas, en general todos los bivalvos sirven como indicadores; están quietos, si cogiéramos un pez, lo normal es que si algo de una zona del mar no le gusta, nade y cambie de lugar. Ya nos sirve menos para monitorizar. Y, además, los bivalvos acumulan los contaminantes, en cambio los peces tienen mayor capacidad para metabolizarlos, son capaces de degradarlos, descomponerlos y eliminarlos.

Se utiliza el mejillón porque está en todas las costas españolas y porque filtra mucho. Pero tanto este como la ostra tienen la capacidad para recuperar ecosistemas. El mejillón se utiliza en muchos sitios para la depuración incluso de zonas urbanas, de puerto, con un alto impacto de la actividad humana porque son muy tolerantes a la contaminación. Si utilizásemos un organismo sensible a la contaminación, no sobreviviría.

La mayoría de casos de biorremediación están en EEUU, tenemos una colega que está en primer plano en este proyecto, Eve Galimany, del Instituto de Ciencias del Mar de Barcelona, que trabajó en la salida de una depuradora en Nueva York. Ahí pusieron un mejillón horrible, que nadie se come, que también es importante para que no lo roben - comenta Albentosa entre risas -. pusieron una batea de mejillones para ver de qué manera aumentar la calidad del agua. Con la biorremediación transformamos los nutrientes presentes en zonas contaminadas, que suelen ser muy abundantes - como las algas en el Mar Menor - en tejido, y además, acumulamos los contaminantes.

3.- ¿Cuáles son los tres grupos de investigación que han permitido elaborar una propuesta como el denominado proyecto MIToYSTER y cuál es la función de cada uno?

Como introducción, hay que decir que MIToYSTER es otro proyecto más que ha surgido de la iniciativa general de recuperar las poblaciones de ostra del Mar Menor. Esta iniciativa nació en 2.016, cuando tuvimos el mayor episodio de “sopa verde”. Entonces éramos un grupo de expertos en bivalvos y frente a una catástrofe de estas características empezamos a hablar, y Galimany estaba en Florida, en una laguna afectada por una contaminación masiva como la que tenemos en el Mar Menor y empezamos a darle vueltas.

El IEO y la Comunidad Autónoma invitamos a Galimany para que nos contara su proyecto en Florida. En 2.018 hicimos otra reunión con expertos en bivalvos para poner números a la biorremediación, cómo podría ayudar y cuál sería su orden de magnitud, era un cálculo absolutamente teórico. De aquí salió algo que estaba olvidado, y es que hubo una población de ostras en el Mar Menor de 135 millones de ejemplares a finales de los años ochenta y principios de los noventa.

Posteriormente nos fuimos presentando a concursos para conseguir financiación y no fuimos muy exitosos al principio, la primera financiación contundente fue con el proyecto Pleamar en 2.022, que dio lugar al proyecto RemediOS. La población de ostras en el Mar Menor prácticamente había desaparecido, no había ni para investigar, no tenía sentido. Lo primero que decidimos fue reproducir la ostra, afortunadamente teníamos técnicas de acuicultura, construimos un criadero experimental y de divulgación. Y en el mismo año conseguimos la primera producción de ostras del Mar Menor, con su agua y que se encuentra en el mar.

Después surgió el proyecto RESALAR, que es de la Fundación Biodiversidad y liderado por ANSE, cuyo objetivo era recuperar salinas del Mar Menor. Hablamos con ellos para contarles qué era la biorremediación con ostras e introdujimos la acción de utilizar los canales salineros como lugar de experimentación, reproducción y engorde de la ostra.

En esta línea nos planteamos el proyecto MIToYSTER, que surge de años de trabajo de tres grupos, el de Contaminación Marina del Instituto Español de Oceanografía, Grupo de Química Analítica Aplicada de la Universidad de La Coruña y el Grupo de Ecofisiología y Ecotoxicología de Organismos Acuáticos de la Universidad del País Vasco. Por parte del IEO trabajamos los centros de Murcia y Vigo y una importante colaboración de nuestra colega Marina Delgado, del IEO Cádiz.

Con este proyecto nos planteamos que donde hay un ecosistema eutrofizado, como en el Mar Menor, con un exceso de nutrientes debido a la actividad humana, hay contaminantes químicos. Pretendemos recuperar las poblaciones de ostra para que retiren esos nutrientes, pero al mismo tiempo es un ecosistema con contaminantes químicos. Nos vamos a dedicar a ver el efecto de estos en la ostra y en su capacidad de extracción de nutrientes, y desarrollar un modelo que nos explique cómo funciona.

Podríamos lanzarnos a promover esta iniciativa y que luego la presencia de contaminantes químicos en ciertas zonas de la laguna impidan aplicar el objetivo, que es la biorremediación, porque la ostra puede tener mucho potencial aclarador y de retirar nutrientes, pero puede estar condicionada por la presencia metales pesados que hay en la parte sur de la laguna.

Es un proyecto complejo que trabaja con dos variables, la eutrofización y la contaminación química. Y esto lo hemos abordado en todas las fases del desarrollo de la ostra, larvas, postlarvas, juveniles y ostras adultas. Hemos combinado trabajos de laboratorio y trabajo de campo.

Con el Grupo de Química Analítica Aplicada llevo trabajando desde 1.996, son fantásticos, muy competitivos. En el grupo de Murcia, mi compañero Juan Antonio Campillo va a hacer los análisis de los contaminantes “tradicionales”, y los “emergentes” los hará el grupo de La Coruña, y lo hará en matrices, en las larvas, lo que es un reto metodológico tremendo.

El Grupo de Ecofisiología y Ecotoxicología de Organismos Acuáticos es el padre de todos los fisiólogos cuantitativos de bivalvos que hay en España. Yo me formé en el Oceanográfico de La Coruña, pero todos nuestros conocimientos en el IEO sobre este área vienen de este grupo de la Universidad del País Vasco. Hemos recolectado lo mejor de cada casa.

Tenemos expertos en cuantificar la capacidad de extracción de nutrientes; experto, como el grupo de Juan Bellas, de hacer bioensayos con larvas; hemos reclutado otros expertos del IEO en cultivo y mantenimiento de larvas de ostra en laboratorio; también está Campillo, bioquímico experto en estas reacciones a nivel celular, incluso a nivel bioquímico y molecular y llegaremos al nivel fisiológico y al comportamiento.

Otro tema que nos apetecía muchísimo, y que va a estar presente en MIToYSTER, pero que ya está en otro proyecto del que no tenemos aún la resolución, es el comportamiento de la ostra. Con la técnica de la valvometría, que consiste en poner unos imanes alrededor de las dos valvas de la ostra, y la apertura de las mismas es un indicador de estrés. Esto lo estamos desarrollando con un grupo canadiense, donde se encuentra Ramón Filgueira, de la Dalhousie University, que es otro de los científicos que llevamos alrededor del tema Mar Menor desde el comienzo, es fisiólogo. Filgueira ha comenzado con Luc Corneau, del Canadian Department of Fisheries and Oceans (DFO), esta técnica, que es muy sencilla , pero encierra complejidad a la hora de transmitir el dato, ya que estás midiendo la respuesta de un organismo a tiempo real.

Me gustaría mencionar a los responsables de los tres grupos, el proyecto lo coordinamos Juan Bellas y yo, del IEO; el departamento de química Analítica lo coordina la profesora Alatzne Carlosena; y el de Ecofisiología y Ecotoxicología de Organismos Acuáticos, Irrintzi Ibarrola.

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4.- Pronto estará inmersa en el proyecto MIToYSTER para comprender la interacción entre la contaminación y la capacidad de extracción de nutrientes de la ostra y sus consecuencias en la restauración de ecosistemas degradados. ¿Sirven de punto de partida las conclusiones del proyecto previo ‘Resalar’, centrado en la recuperación de las salinas de Marchamalo (Cartagena)"/images/showid/6474183.jpg" alt="Marina Albentosa investigadora IEO">

8.- Este proyecto persigue los objetivos de la ‘Década de las Naciones Unidas para la Restauración de Ecosistemas’, que busca detener la degradación de ecosistemas degradados o destruidos y conservar los que aún están intactos. ¿Se ha conseguido restaurar algún ecosistema en un estado similar al del Mar Menor?

En el caso de la bahía de Tampa no fue el bivalvo la pieza clave, sino las macroalgas, que es una especie biorremediadora, que son colectoras de nutrientes. El ejemplo donde más restauración se está haciendo es la bahía de Chesapeake, en la costa este de EEUU, donde trabajan con una porta nativa.

Pero incluso en biorremediación con organismos el tándem es: filtradores, como los bivalvos, y praderas de macroalgas. Técnicamente está más avanzada la biorremediación con bivalvos; con las macroalgas es más costoso porque no se ha llegado al grado de conocimiento necesario.

En el IEO, el grupo de fanerógamas marinas ha trabajado en las praderas marinas que hay en el Mar Menor para obtener el máximo de conocimiento antes de plantear acciones de biorremediación con plantas.

La bahía de Tampa es un ejemplo muy interesante de que una zona costera cerrada ha sido capaz en 30 años, como nos dijo la científica encargada Holly Greening, de Florida, de recuperar el buen estado ambiental.

9.- En varias de sus publicaciones trata los efectos ecotoxicológicos de los microplásticos en los ecosistemas marinos, como las conclusiones del proyecto EPHEMARE, ahora de actualidad con el tema de los pellets en la costa gallega. ¿Es significativa la cantidad de microplásticos presentes en el Mar Menor? ¿Cuál es el impacto de estos pequeños fragmentos de plástico en los ecosistemas marinos?

Efectivamente el impacto de estas partículas de origen plástico con un tamaño por debajo de los 5 milímetros, y cuanto más pequeñas son más peligrosas porque los organismos, como el mejillón, las ingieren, pudiendo llegar incluso a las células. por un lado pueden causar daños de oclusión del digestivo, los macroplásticos; y los microplásticos pueden dañar los órganos, y provocan una acción antiinflamatoria en los organismos, que los detectan como partículas no propias.

No se sabe la magnitud del daño de los microplásticos, pero a esto hay que añadir los aditivos que estos presentan y que van soltando dentro de su camino en el interior del organismo.

En los microplásticos se pegan los contaminantes químicos, como un pesticida, de este modo se concentra la contaminación química en estas partículas que después son ingeridas, aumentando la capacidad tóxica del microplástico, que actúa como centro de la bomba.

A nivel de macroplásticos hay imágenes tremendas de organismos que van ingiriendo y tienen tremendas oclusiones intestinales. este es el peligro de las basuras marinas, que son muy volátiles y pueden llegar de Galicia a la Antártida. Su dispersión a través de las corrientes oceánicas es tremendo, es uno de los grandes problemas ambientales.

10.- Si la ostra plana del Mar Menor consigue proliferar, además de ser una “herramienta natural de biorremediación”, ¿podría ser apta para el consumo humano?

Yo creo que sí, probablemente no en todas las zonas del Mar Menor, eso casi seguro, pero en ciertas zonas sí, y sobre todo trabajando en columna de agua. Los organismos que viven más próximos al fondo son los que acumulan más contaminantes químicos porque los fondos actúan como sumideros de la contaminación marina.

Vivir en columna de agua significa que hay una serie de desarrollos tecnológicos, que en el proyecto RemediOS 2 vamos a hacer dos pruebas piloto, si nos dan la financiación; una es hacer un arrecife de fondo; y otra hacer un sistema flotante del que cuelgan unas columnas donde estarán las ostras. Por todas las referencias e información bibliográfica, seguro que los animales que vivan en el fondo van a tener más contaminación química que los que vivan en la comuna de agua.

La acuicultura de la ostra diría que es factible en la parte norte del Mar Menor, pero hay que hacer las pruebas. En Resalar, una de las muestras que estamos tomando es la acumulación de contaminantes en los tejidos de la ostra.

11.- El MITECO, el Gobierno de la Región de Murcia, y los 10 municipios que tienen relación con el Mar Menor han puesto en marcha la nueva Comisión Interadministrativa del Mar Menor. Según su experiencia en el IEO, ¿cree que este pretendido “canal de comunicación constante entre todas las administraciones” beneficiará al Mar Menor o será un laberinto burocrático?

Me parece muy positivo que las dos Administraciones se hayan hecho una foto juntas, aunque sea una foto de momento, ya está la Comisión Interadministrativa, esa es la clave. Jamás vamos a solucionar un problema de la magnitud y complejidad de la crisis ambiental del Mar Menor con una solución verde o con una gris; o actuando sólo en tierra o sólo en mar; necesitamos todo. Y que todo esté coordinado.

Ya en 2016 - año de la sopa verde -, hablaba con Eve Galimany sobre el proyecto científico que se planteó en la laguna de Florida donde trabajaba, y me lo enseñó. Se trataba de un único proyecto científico donde todas las instituciones académicas de la zona se juntaron a desarrollar el proyecto. Ella se encargaba de la ostra y la almeja como herramienta de biorremediación.

Lo deseable para el Mar Menor es que toda la Ciencia que está trabajando alrededor se hiciera de forma coordinada. En 2016 yo animaba todas las veces que venía Galimany a que contara cómo se aborda científicamente un problema de esta magnitud.

EN NOMBRE PROPIO


Un lugar de vacaciones: me encanta Cabo de Palos y Cabo de Gata, pero he de decir que casi todos mis veranos los paso en Guardamar del Segura, que es de donde soy.

Una comida: alcachofas.

Actividad para desconectar: yoga.

Un sueño para el Mar Menor: es súper ambicioso, pero convertirlo en una Reserva de la Biosfera.

Una fiesta en el año: Navidad.

Un valor: la honestidad.

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