La comarca alicantina de la Vega Baja está en plena campaña de plantación de alcachofas con vistas a la temporada 2021-2022, unos trabajos que se desarrollarán hasta la tercera semana de agosto con el fin de que las plantas comiencen a ser productivas a partir del último trimestre del año.
El presidente de la Asociación Alcachofa de la Vega Baja, Antonio Ángel Hurtado, ha expresado en un comunicado su deseo de que "se pueda alcanzar una superficie de plantación que ronde las 2.000 hectáreas y recuperar las cifras previas a la DANA de septiembre de 2019".
"Creo que vamos a volver a las cifras habituales de plantación; tenemos mucha ilusión y la esperanza de que todo se desarrolle de la mejor manera para que podamos tener una buena campaña para el sector", ha manifestado Hurtado.
Ha destacado que es "una satisfacción ver cómo la huerta se va llenando de plantas de alcachofa" y ha animado a los agricultores de la comarca a que "sigan apostando por este cultivo".
"Cada vez -ha asegurado- tenemos más presencia en los mercados nacionales e internacionales. Nuestras alcachofas son muy apreciadas por los consumidores y estamos preparados para obtener una buena rentabilidad de la cosecha".
Hurtado ha avanzado que la próxima campaña "va a ser muy especial" porque será el décimo aniversario de la marca que promociona la calidad de la 'joya de la huerta'.
"Nada nos gustaría más que celebrar este hito, que es tan importante para nosotros, con una buena cosecha", ha dicho.
Las alcachofas que se cultivan pueden ser de semilla o de estaca.
Las de estaca se plantan bien de forma tradicional (a mano y con riego a manta) o con la ayuda de maquinaria que facilita el trabajo en el campo.
En este último caso se cultiva en seco y, para ello, se labra el bancal y se cuenta con un tractor que lleva una reja y un cajón con las estacas que van clavando en la tierra los agricultores que se encuentran sentados en la parte posterior.
El tractor discurre por la distancia adecuada entre las calles y los campesinos van plantando las estacas cada 50 centímetros.
En la manera tradicional, todo el trabajo se desarrolla manualmente.
Primero se reparte la planta por el bancal y se riega a manta (por inundación) con aguas que son excedentes del río Segura.
El apreciado recurso hídrico volverá a ser reutilizado bien por azarbes o escorredores.
Una vez que el bancal tiene agua y la tierra ya está blanda para poder trabajar, los agricultores se meten en el agua y van clavando las estacas en la tierra.
En unos quince días se sabrá si ha enganchado bien y si la planta será productiva.
En caso contrario, se volverán a plantar otras estacas con el objetivo de que no haya ninguna falta en el bancal.
En cuanto a los números de producción, se calcula que una planta puede dar entre dos kilos y medio y tres durante toda la campaña, contando los kilos producidos entre el primer y segundo colmo.
