Los datos de reproducción de aves en la Albufera reflejan mejoras en el ecosistema acuático

Un total de 37 especies de aves dependientes del agua se han reproducido en la Albufera de Valencia en lo que va de año. Algunas, cuyos requerimientos ecológicos les permiten ser utilizadas como indicadoras de calidad del agua, han alcanzado las mejores cifras de los últimos años, como es el caso del pato colorado y la focha común...

AveenLaAlbuferaFotoGeneralitatValenciana

Un total de 37 especies de aves dependientes del agua se han reproducido en la Albufera de Valencia en lo que va de año. Algunas, cuyos requerimientos ecológicos les permiten ser utilizadas como indicadoras de calidad del agua, han alcanzado las mejores cifras de los últimos años, como es el caso del pato colorado y la focha común. 


Los humedales artificiales del Tancat de la Pipa y Tancat de Milia son en la actualidad los espacios que acogen a un mayor número de parejas de estas especies. Los tancats son antiguos campos de arroz transformados en hábitats de agua dulce típicos del Parque Natural de la Albufera con carácter de área de de reserva. Con sus 40 hectáreas, el Tancat de la Pipa ha albergado el 60"datos alentadores" en la mano, el secretario autonómico de Medio Ambiente, Julià Álvaro, advierte que "es necesario seguir trabajando en la mejora del estado de los ecosistemas y de la calidad de las aguas, para alcanzar los niveles de aves reproductoras existentes antiguamente en el PN de la Albufera".


Y es que hay otros datos que no son tan positivos. La colonia de garzas se mantiene en cifras similares a los últimos cuatro años, aunque habiendo perdido un 39 % del número de parejas respecto a 2011. Es la tercera colonia más importante de España y una de las más relevantes del Mediterráneo occidental, informaron fuentes del Gobierno valenciano. 

AGRICULTURA Y BIODIVERSIDAD

Tanto la garza real (278 parejas) y garceta común (909 parejas) son las especies que muestran un descenso de la población reproductora y, al mismo tiempo, una alimentación más restringida a los arrozales, al depender de peces y cangrejo rojo. Los resultados ponen de manifiesto la estrecha relación entre la agricultura y la conservación de la biodiversidad.


Debido a su íntima relación con los ecosistemas, las aves, apunta Julià Álvaro, son fieles indicadores de su estado de salud. Por eso, añade, el seguimiento a largo plazo, junto con estudios detallados sobre los aspectos que afectan a la reproducción de estas especies, representa una herramienta fundamental para identificar amenazas y medidas de gestión y conservación adecuadas sobre las poblaciones de aves.