La Comunidad Valenciana presenta altos valores de riesgo de desertificación

La Comunidad Valenciana presenta "altos valores de riesgo de desertificación", debido a que la región mediterránea presenta un clima semiárido dominante con intensa sequía estacional, una fuerte concentración de las lluvias en periodos reducidos, y un relieve accidentado y unos suelos con un bajo contenido en materia orgánica...

La Comunidad Valenciana presenta "altos valores de riesgo de desertificación", debido a que la región mediterránea presenta un clima semiárido dominante con intensa sequía estacional, una fuerte concentración de las lluvias en periodos reducidos, y un relieve accidentado y unos suelos con un bajo contenido en materia orgánica.

Así lo ha señalado Juan Sánchez Díaz, vicedirector del Centro de Investigaciones sobre Desertificación, centro mixto del CSIC, la Universidad de Valencia y la Generalitat, y catedrático de Edafología de la Universidad de Valencia, con motivo de la celebración este miércoles del Día Mundial contra la Sequía.

Según ha explicado, en la actualidad más de 2.000 millones de hectáreas de tierras anteriormente productivas se encuentran degradadas y en 2030 la producción de alimentos requerirá otros 300 millones de hectáreas de tierra, mientras que se ha transformado el uso de más del 70"incesantes" de la humanidad, y alerta de que, para contar con tierras productivas suficientes para satisfacer la demanda de 10.000 millones de personas en 2050, es necesario modificar el estilo de vida.

Ha señalado que la mayor parte de los resultados ofrecidos por los distintos Modelos de Circulación General de la atmósfera coinciden en que la región mediterránea será especialmente sensible a cambios en las precipitaciones y temperaturas, y si se confirman las predicciones las etapas de sequía y las inundaciones serán más intensas y largas y aumentaría la aridez de los paisajes mediterráneos.

Por tanto, la desertificación sería "más extensa e intensa" en esta zona, inducida directamente por el cambio climático y de forma indirecta por la mayor incidencia de los incendios forestales, incremento de la erosión y salinización de los suelos, según un comunicado del CSIC.