Francia veta la importación de carne tratada con antibióticos de crecimiento

Francia prohibirá a partir del próximo 22 de abril y durante un año la importación y venta de carne procedente de animales que hayan recibido antibióticos para acelerar su desarrollo...

Francia prohibirá a partir del próximo 22 de abril y durante un año la importación y venta de carne procedente de animales que hayan recibido antibióticos para acelerar su desarrollo, según recoge el Boletín Oficial.

"Se prohíbe la importación, introducción y comercialización en Francia de carne y productos cárnicos derivados de animales que hayan recibido antimicrobianos para promover el crecimiento o aumentar el rendimiento", recoge el texto, adaptándose a la normativa europea sobre medicamentos veterinarios.

Este tipo de tratamientos en animales está ya prohibido en la Unión Europea desde 2006 pero el pasado 28 de enero la normativa europea se extendió también a la importación.

La norma se aplicará en Francia dentro de dos meses, lo que deja un margen de tiempo a los profesionales para "interrogar a sus proveedores y garantizar que la carne no procede de granjas donde se usen antibióticos de crecimiento", precisa el Ministerio francés de Agricultura.

"Se acabó importar carne de animales criados en el extranjero con antibióticos para promover el crecimiento. Este decreto es sobre todo una cuestión de salud, cuando sabemos que fuera de la UE, desde donde importamos carne, siguen utilizando estos estimulantes", señaló en un comunicado el ministro de Agricultura y Alimentación, Julien Denormandie.

Denormandie inscribió esta norma en el enfoque europeo "Una salud" ("One Health") que pretende vincular la salud humana a la animal y a la vegetal.

"Si se administran antibióticos cuando los animales no están enfermos, las bacterias se acostumbran al remedio y desarrollan gradualmente una resistencia. Como resultado, los antibióticos son menos eficaces contra ciertas bacterias cuando son realmente necesarios", defendió.

Al mismo tiempo, señaló que es una forma de defender la economía de los agricultores locales, que no utilizan estos medicamentos desde hace quince años.

Entre los países exportadores que se verán afectados por la medida destaca Brasil, Ucrania o Tailandia, entre otros.